Hace mucho, mucho tiempo en un lejano lugar había un pequeño pueblo en el que se encontraba La Casa de los Espejos.
Era un lugar mágico y hermoso con miles de espejos de todas las formas y tamaños.
Un día, un perrito feliz se enteró de la existencia de este maravilloso sitio y decidió ir a visitarlo.
Contenido
La casa de los mil espejos
Cuando llegó al lugar, subió felizmente las escaleras hasta la puerta de la casa.
Estaba radiante, espléndido, tenía las orejas levantadas, su cola apuntaba al cielo y la movia a gran velocidad por la emoción del momento.
Miró a través de la puerta viendo para su sorpresa a miles de perros felices con sus orejitas levantadas, que movían la cola tan rápido como él.
Les lanzó una gran sonrisa que fue respondida por miles de sonrisas tan cálidas y afectuosas como la suya.
Al salir de la casa pensó: ¡Que lugar más maravilloso, voy a venir aquí a menudo!.
La casa de los espejos
En el mismo pueblo, había otro perrito que a diferencia del anterior siempre estaba de mal humor.
Cuando se enteró de la existencia de La Casa de los Espejos también quiso ir a visitarlo y contemplar su belleza.
Cuando llegó, subió lentamente las escaleras, una a una hasta que llegó a la puerta.
Estaba a la defensiva, con cara de pocos amigos y la cola entre las piernas.
Cuando el perro se asomó por la puerta de la casa, vio miles de perros que lo miraban con cara de pocos amigos.
El perro se asustó y gruñó sombrío, quedó horrorizado al ver a miles de perros que le gruñían a él.
Presa de un terror pánico (que diría Alejandro Jodorowsky) el perro salió corriendo como alma que lleva el diablo, cayéndose por las escaleras a la vez que pensaba: Este es un lugar horrible, no volveré nunca…
Los rostros del mundo son espejos
Perros felices crean perros felices, perros cabreados crean perros cabreados.
Como dice el Ho´oponopono: Lo que crees creas… somos 100% responsables de nuestros logros.
Visita todos los días La Casa de los Espejos y verás que los rostros del mundo son esencialmente espejos.
Lo que reflejan estos espejos, es lo que proyectas en ellos.
La vida me ha enseñado
Una cosa que me ha enseñado la vida: «Para recibir una sonrisa, hace falta sonreír primero«.
La casa de los mil espejos moraleja
Un hombre con una pizca de queso azul en la punta de su nariz, siempre olerá mal allá por donde pase.